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Ver la versión completa : Conducción autónoma y seguridad: más allá del placer (o no) de que te lleve el coche



Noticiario
24/01/2013, 09:41
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Al hablar de coches que se conducen por sí solos, podemos centrarnos en los adelantos tecnológicos (http://www.motorpasionfuturo.com/coches-del-futuro/coches-autonomos-que-nos-cabe-esperar) que hacen posible la conducción autónoma, podemos también enfrentarnos a la conducción autónoma con el argumento de la pasión por conducir nuestro propio coche (http://www.rfactor-sp.es/tecnologia/la-conduccion-autonoma-y-el-placer-de-la-conduccion-son-contradictorios) e incluso podemos citar a Asimov para plantear un debate filosófico alrededor de la conducción autónoma (http://www.xataka.com/gadgets-y-coches/coche-autonomo-y-debates-eticos).
Sí, todo eso está muy bien, podemos hablar de conducción autónoma desde múltiples puntos de vista, pero en el fondo lo que subyace cuando hablamos sobre la conducción autónoma, que lenta pero inexorablemente se acerca a nuestro escenario vial, es el discurso de la seguridad. ¿Hasta qué punto es más segura conduciendo una máquina que un conductor humano?

La cuestión nos lleva a la Feria Mundial celebrada en Nueva York en 1939. Allí, en una sección creada por General Motors y denominada Futurama, se exhibía el mundo del futuro, lo cual, para la época que nos ocupa, habiendo pasado la Gran Depresión y con una incipiente segunda edición de la Gran Guerra como telón de fondo, suponía que unos 20 años más adelante el mundo sería mejor y las máquinas servirían para eliminar los conflictos típicamente humanos.










En aquel contexto de optimismo expectante, y confiando en la tecnología de forma absoluta, se presentaron los primeros automóviles eléctricos alimentados a través de un circuito integrado en la misma calzada y dirigidos por radiocontrol. La primera conducción autónoma nació con la vocación de dar comodidad a sus usuarios y de resultar más segura, en un sentido general, que la conducción manual de vehículos. Porque una máquina nunca se equivoca.
Conducción autónoma, ¿conducción infalible? Bien, volvamos a 2013 y vayamos ahora al centro de este asunto: el error, la equivocación. En realidad, un siniestro vial sobreviene cuando se rompe el necesario equilibrio entre las exigencias de la circulación y las capacidades del conductor, en el momento en que las capacidades del conductor se ven superadas por las exigencias de la circulación.
Respuesta obvia al problema planteado: pongamos a los mandos del vehículo una máquina que esté a la altura de las exigencias. Además de los errores por falta de bagaje, ¿cuáles son los factores de riesgo que atañen al conductor? Alcohol, drogas, enfermedades, medicamentos, distracción, cansancio y fatiga, sueño, vista, oído, estado anímico son elementos que influyen en las capacidades del conductor. Ese es el escenario que nos da entre el 70 y el 90 % de la siniestralidad vial.
A una máquina no le afectarían. De hecho, las máquinas tienen un gran virtud, descubierta hace ya años: eliminan de un plumazo las limitaciones del ser humano. Una máquina no se cansa ni se resfría, no bebe ni se distrae, no piensa en nada que no sea su cometido. Además, con un buen firmware aprende todo el bagaje de golpe y, por supuesto, cumple las normas sin rechistar.
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¿Qué más se puede pedir? Es el conductor ideal, vamos, en la misma medida en que una máquina es el trabajador ideal. No en vano conducir es un trabajo. Si ya delegamos en las máquinas buena parte de nuestra carga laboral, ¿por qué no confiarle todos nuestros desplazamientos por carretera? Iríamos más descansados y con la tranquilidad de estar en manos de una máquina. ¡Cáspita! Los precursores de la conducción autónoma, los responsables de la exposición Futurama, tenían razón.
¿Significa eso que la conducción autónoma es infalible? Bueno, echemos la vista atrás un par de años. Volvo es una marca que tiene una merecidísima fama como adalid de la seguridad vehicular, para mí y para muchos es todo un paradigma de lo que supone tener la seguridad como objetivo principal. Vale. Recordemos —por si alguien anda desmemoriado— lo sucedido en 2010 al presentar ante los medios su sistema de frenada autónoma a bordo del Volvo S60 (http://www.rfactor-sp.es/volvo/volvo-hace-el-ridiculo-en-la-presentacion-del-s60):

Obviamente, en aquella ocasión había sucedido un problema puntual, un error humano, que había motiv… Un momento. ¿Un error qué? ¿He oído la palabra humano? En efecto, ese es el quid de la cuestión, ahí está la clave: el error humano persigue a la máquina, porque la máquina ha sido creada por un ser humano (o por hordas de ellos). Y errare humanum est, por lo tanto la máquina no se equivoca, hace lo que le dicen, pero tampoco es infalible, porque hereda errores humanos.
Una vez más —porque ya van unas cuantas en Motorpasión—, ahí va el esquema del análisis integrado de la siniestralidad vial. En él vemos cómo cualquier elemento presente en la circulación de vehículos, incluso los que aparentemente resultan del todo inanimados, tienen un factor humano detrás que, si falla, hace que la cadena falle:
http://img.motorpasion.com/2012/04/analisis_multifactorial_siniestralidad.png
Por lo tanto, si al vehículo le añadimos un factor humano que se llama programación de la máquina, más vale que todos los bugs estén bien resueltos. Y la empresa no es sencilla. Cuando conducimos un vehículo, realizamos de forma sistemática un procedimiento que puede resumirse así:

1
2
3
4
5


Observamos
el entorno
Seleccionamos
la información
Comparamos la información
con nuestro bagaje
Decidimos la respuesta
más adecuada
Ejecutamos
la respuesta



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